El encuentro en que Nacionales se jugaba la existencia, fue un duelo de pitcheo entre Justin Verlander por los Astros, que sólo aguantó la risa hasta la quinta entrada y Stephen Strasburg, que se agarró de ella por espacio de 8 entradas y un tercio en las que permitió dos carreras en el primer episodio y cinco imparables, ponchando a 7 y dando dos pasaportes, labor que le valió para su segunda victoria en este Clásico de Otoño y le da argumentos, si llega a ganar Nationals mañana, para levantar la mano por el trofeo de Jugador Más Valioso.
Strasburg se fajó en el cerro con dos artículos muy necesarios para las ocasiones que distinguen a los hombres de los niños: Pundonor y pantalones.
Esas dos palabras jamás podrán ser puestas en la misma oración si Usted pretende juntarlas con «Serie Mundial» y «Justin Verlander«. Aquí se vió que en esta instancia, donde pierde hoy por sexta vez en su carrera a cambio de ninguna victoria, es como el hombre del comercial del insecticida de los años ochenta del siglo pasado: El que se hace chiquito.
Los dos lanzadores, igual que en el juego 2 de la Serie, comenzaron recibiendo carreras en la primera tanda. Verlander con sencillo productor de Anthony Rendón, que habría de descoserse con 5 empujadas en la noche y Strasburg con fly de sacrificio de Altuve y cuadrangular de Alex Bregman, quedando hasta la quinta ese 2 a 1 favorable a los Astros como score.
Para la quinta alta, con un out, Adam Eaton le prendió un slider más colgado que Sadam Husein por todo el izquierdo a Verlander y le empataba el encuentro; pero el momento en que abridor de los Astros no mostró lo que da la experiencia, fue un bateador más tarde, con ese portento Dominicano llamado Juan Soto.
Quién sabe si porque se le ocurrió volver a sus años de secundaria, aquellos donde quieres pasar a todo mundo con la recta, o por idea de quien pidiendo los lanzamientos, tuvo Verlander la peregrina idea de pasarle cinco rectas al hilo a Soto. En la cuarta, pensando que tenía el tercer strike – no era el caso, pues estaba alta- se emberrincha con el umpire Sam Holbrook y vino con una igualita, pero más en la zona, en la cual se sentó Soto y la mandó a descansar en paz para darle ventaja de 3 a 2 a los de la capital, misma que ya no perderían.
Otra vez los umpires dieron la nota marcando de una forma rigorista una interferencia por violación al corredor de los 45 pies a batazo de Trea Turner en la séptima. Eso no sería lo grave, sino el hecho de que Dave Martínez salió hecho una furia para reclamar y siendo una jugada NO REVISABLE……. la revisaron.
Al declarar subsistente la determinación, con uno abordo vendría cuadrangular de Anthony Rendón para poner las cosas 5 a 2. En un acto de estulticia supremo, pues como manager no debes hacerte expulsar en un juego todavía cerrado y de Serie Mundial, Dave Martínez salió hecho una furia ya caídos los tres outs con intenciones incluso de golpear a Holbrook, cosa que no hizo gracias a la oportuna intervención, digna de sacaborrachos de cantina de la Doctores que tuvo su coach de banca Chip Hale, quien tuvo que quedarse al timón una vez que los cuervos le mostraron el pulgar primero y la salida a los vestidores a Martínez después derivado de su conducta.
En la novena, Nationals puso dos más traídas por doblete de Rendón que tuvo una noche Rendónda y en la novena, Sean Doolittle entró a azotarles la puerta en la cara a los Astros para sellar la victoria que nos hará tener mañana un séptimo juego, donde los probables son Zack Greinke por los Astros y Máx Scherzer por los Nationals. Si este último esta bien de salud, evoquemos el dicho que reza «Caballo que alcanza, gana.»