El Universal
Durante los dos meses que hizo campamento de montaña en Jiquipilco, Estado de México, Jorge ‘Maromerito’ Páez, además de fortalecer su cuerpo, alimentó su espíritu escuchando a Dios.
A 2 mil 750 metros de altura, ‘Maromerito’ se reencontró como persona y con Dios, al que le pidió poner su carrera en una balanza para que decidiera si el triunfo de mañana por la noche se inclina a su favor o al de su rival, Antonio ‘Tony’ Margarito.
Los excesos y malas decisiones que tomó a lo largo de los 10 años que lleva de carrera profesional han quedado atrás para el bajacaliforniano, quien sostiene que una derrota con un Margarito que viene de cuatro años de inactividad, no significaría un retroceso en su andar por los encordados.
“Estuve dos meses en Jiquipilco. Fue una preparación de muchos sentimientos, de pensar día y noche en la pelea e inclinarme a Dios para pedirle que ponga en una balanza mi carrera y la de Margarito y él decida quién debe salir ganador”, declaró Páez.
‘Maromerito’ fue enfático al mencionar que en ninguna de las 49 peleas que sostuvo antes hizo un entrenamiento que le valiera para “morirse en la raya”.
“Tomé malas decisiones en mi vida, pero de lo que estoy seguro ahora es que la preparación que hice a lo largo de los últimos dos meses nunca la tuve. Me entrené con todo, me exigí porque quiero morirme en la raya como lo hacen todos los boxeadores mexicanos. No quiero quedarme con la sensación de que pude haber hecho más”, externó ‘Maromerito’.
Con 28 años de edad, Jorge Páez comentó que aún le queda tiempo para concretar su anhelo de ser campeón de mundo.
“Sé que en el pasado tuve oportunidades y que perdí una pelea importante, como lo fue con José Benavidez. Ahora estoy en otra etapa de mi carrera y trataré de aprovechar todo lo que Dios me volvió a dar”.
Por último, Jorge sostuvo que desde que comenzó su trayectoria profesional trató de no vincular su nombre con el de su padre, Jorge ‘Maromero’ Páez.