La marchista Guadalupe González recibió la beca del Fodepar —proporcionada por la Conade—, al menos hasta marzo pasado, pese a que desde noviembre de 2018 estaba en un juicio para reducir una suspensión por dopaje y que los criterios del fideicomiso señalan que no podía mantener el apoyo económico por no tener resultados que la avalaran, según una investigación hecha por EL UNIVERSAL Deportes.
Para que González pudiera mantener su beca en 2019 y los tres meses que recibió en 2020, según los criterios de operación del fideicomiso que opera la Conade, debía demostrar buenos resultados en 2018 y 2019, pero la andarina no pudo competir en el segundo semestre del 2018, porque en los Juegos Centroamericanos de ese año no e realizó su prueba y luego, en 2019, porque ya había entrado en vigor la suspensión provisional de World Athletics por su dopaje por trembolona.
Según las reglas del Fodepar, la única forma en que González mantuviera el apoyo es que es que la Comisión Deportiva —integrada por altos directivos de la Conade, como el titular de la subdirección de alto rendimiento, Israel Benítez— realizara “un dictamen técnico fundado“, que tuviera en cuenta expectativas y desarrollo, lo cual era complicado por las condiciones de Lupita.
Una fuente que pidió anonimato dijo a este diario que la Conade debió suspenderle el apoyo a González en cuanto se supo del dopaje. Esta casa editorial llamó a Benítez para pedir una postura del organismo, pero hasta el cierre de esta edición no contestó las llamadas.
La andarina, según una fuente de la Secretaría de Marina, mantendrá la beca de este organismo rumbo a París 2024. También seguirá con un apoyo vitalicio, por ganar la medalla de plata en los Olímpicos de Río 2016. La del Fodepar, según lineamientos, debió perderla desde finales de 2018.