Cáncer, palabra que para algunos significa muerte, pero no para Luis Rodarte. El tackle ofensivo de Condors, de la Liga Profesional de Futbol Americano, fue del infierno al cielo al jugar y ganar su partido más importante.
Primero y diez: Rodarte, como muchos jugadores de americano, comenzó en la Universidad, tuvo días de gloria, victorias, derrotas, pero la vida era buena. Segunda y cinco por avanzar: Acabó la etapa universitaria, se graduó como ingeniero y la Liga profesional lo buscó, todo era perfecto.
“Soy ingeniero, además era coach en la UNAM y jugaba, seguía jugando, lo que más amaba”, pero… Pase interceptado: Un día, algo pasó. Los movimientos no eran los mismos, y el dolor en la cabeza era fuerte.
Despeje: Cáncer en la cabeza. En ese momento, todo se derrumbó, pero se revisó la jugada: “Mis amigos, mis compañeros, mis estudiantes, todos se unieron para apoyarme. Por redes sociales hicieron colectas para ayudarme. Pero no alcanzaba, había que operarse”.
Balón recuperado: La noticia llegó hasta el presidente de los Condors, José Luis Nassar Junior, quien simplemente le dijo: “¿Por qué no te has operado?”, y Rodarte contestó: “No tengo dinero”.
Ese no era problema. “A los pocos días ya me estaban operando. Al ser un cáncer en la cabeza, no se pudo operar en su totalidad, recibí radioterapia, y todo ha ido bien, muy bien hasta el momento. Los Condors somos una familia, se han portado como eso”.
Tiempo extra: El juego para Luis Rodarte no ha acabado. Él desea que la próxima temporada pueda volver a dar clases, a jugar, a trabajar. “Sé que esto aún no termina, hay que seguir en revisión, pero vamos bien”. El balón está en el aire.