Ochenta y ocho años se están cumpliendo de la instauración de la lucha libre en México. Una historia de sacrificio, de hazañas y tropiezos en la que las mujeres tienen tanto o más que presumir que sus colegas varones.
Corría el año de 1935 cuando Natalia Vázquez se convirtió en la primera gladiadora mexicana en pisar la Arena México haciendo equipo con la estadunidense, Katherine Hart, para enfrentar a Teddy Mayers y Mae Steins. Historia que 86 años después no se detiene, todo lo contrario, este viernes, en el mismo recinto, al menos, el que ocupa ese nombre, catorce luchadoras de distintas nacionalidades encabezarán la función en el primer ‘Grand Prix’ femenil avalado por el Consejo Mundial de Lucha Libre.
Las experimentadas estetas mexicanas, Marcela, Amapola y Princesa Sugehit, comandan al equipo nacional, que completan las enmascaradas Jarochita, Lluvia y Reyna Isis, además de Dark Silueta, que ya no porta incógnita.
Enfrente estarán siete rivales de distintas nacionalidades, en el que destacan las japonesas Tsukasa, Tsukishi y Momo Kohgo, quienes han sembrado terror en su primera semana en cuadriláteros aztecas.
CORAZÓN DIVIDIDO
Sin embargo, el equipo foráneo tiene a una líder clara, es panameña y responde al nombre de Dalys, quien se niega a aceptar esa etiqueta, pero con hechos lo demuestra en cada batalla.
«Me siento preparada, más que otras veces», advierte. «Motivada de ver a tantas luchadoras juntas, algo por lo que hemos trabajado mucho, pero no puedo confiarme, porque ya me han echado montón. Voy a festejar, quiero celebrar esto».
Acostumbrada a ver a los hombres ocupar esos lugares, está lista para tomar su turno. «Es un gran compromiso y se va a quedar la que resista, estor torneos se ven fáciles pero hay que dejar atrás a todas para ganar».
En lo personal, le gustaría enfrentar a todas, pero hay una en especial a la que quiere medirse. Una que la inspira como rival, «lo he sentido con varias, pero en este ‘Grand Prix’ me gustaría quedarme con Amapola, es a la única que me falta aprenderle algo».
Hacerlo en una esquina alejada al país que adoptó como su hogar, en la que construyó una familia, la tiene contrariada. «Es una sensación extraña, porque estoy en mi casa, donde me hice luchadora, pero ahora de plano voy a defender los colores de Panamá, soy la primera de mi país en ese ring y he hecho cosas grandes, así que también es un orgullo».
BONITA SORPRESA
A casi dos años de su última aparición en México, la estadounidense, Avispa Dorada, reconoce que la invitación la sorprendió. «Es una notica inesperada que me llegó en un momento en el que todavía dudaba en luchar en Estados Unidos, pero cuando me invitaron me emocioné y acá estoy», comparte en charla con EL UNIVERSAL Deportes.
Pese a la distancia, no perdió detalles del crecimiento que sus compañeras de aventura, «estamos en un momento muy bueno para las ‘Amazonas’. Felicito a las compañeras que han trabajado durante la pandemia, ganando el reconocimiento. Ahora podemos decir que damos mucha calidad y estoy orgullosa de la forma en que se ha crecido. Me sentía un poco deprimida por no estar aquí, pero me estaba cuidando porque quería regresar bien, con salud».
Y lo hará tres años después de su debut , aquella noche de estreno en la que también se celebró un ‘Grand Prix’, pero varonil. «Así que ahora volver a luchar después de un año y medio en un evento de mujeres, es algo muy significante para mi. En lo personal, tengo una cuenta pendiente con Marcela y quiero enfrentarla. Si me quedo con una extranjera, Dalys es una rival muy fuerte y sería interesante luchar con ella».
PURA VIDA
Es posible que la más relajada de cara a esta batalla sea Sonya, la costarricense que abraza el sueño de ser una figura en el ring como una referente para la cultura luchística de su país.
«Me llega de sorpresa pero he estado entrenando en Costa Rica, así que estoy feliz de regresar a la cuna de la lucha libre a nivel mundial, estoy con el corazón lleno de alegría. Es un ‘boom’ de emociones y estoy ansiosa de vivirlo», acepta con una sonrisa que contagia, relajada.
Pero eso no la aleja de la responsabilidad de responder al máximo. «Porque soy la embajadora de la lucha tica, de la cultura que estamos empezando allá, con el deseo de posicionar a un país que no tiene esa tradición, ahora todo es inyectar positivismo al cuerpo a la espera del momento de subir a luchar».
SIEMPRE LA PRIMERA
Stephanie Vaquer no pierde el acento que descubre su lugar de origen. Nació en Chile pero eligió México para convertirse en luchadora, una pasión que la tiene de frente con el máximo evento de su vida profesional.
«Estoy ansiosa y motivada para enfrentar este ‘Grand Prix’. Significa mucho ser de nuevo la primera, y llego con la bandera de mi país, Chile, en mi corazón. Es una ocasión especial y voy a representar a toda Sudamérica», presume emocionada.
Claro que será extraño hacerlo con el público que suele apoyarla, esta vez en su contra. «Siempre me siento en casa pero me gusta el reto, es una combinación bonita estar en mi casa luchística pero también representar a mi casa de origen. Soy una persona que trabaja muy bien bajo la presión, pero es una presión que me gusta vivir».
Luce encantada con el equipo extranjero que integra. «Con mi pareja, guía e inspiración, Dalys, ella me hace sentir mucha seguridad. Es un equipo muy fuerte. Pero ya arriba del ring, la que sea, no importa, voy por el triunfo. Sería algo muy importante en mi carrera, algo más que ganar una simple copa, sería marcar la historia».