La sorpresiva victoria de los Titans de Tennesse, 20-13, sobre los Patriots de Nueva Inglaterra incrementa las dudas sobre si este es el fin de la dinastía del equipo de Tom Brady, quien dio otro partido para el olvido, igual que lo hizo en la temporada regular.
Brady y el resto de su ofensiva fueron ineficaces. El egresado de Michigan fue una sombra de aquel quarterback que ganó seis anillos de Super Bowl. Se mostró impreciso con sus receptores, falló pases claves, no registró pases de anotación y terminó su actuación con un pase interceptado que terminó en una anotación de Duron Harmon, que sentenció el juego.
La victoria de los Titans no sólo se construyó con las pifias de Brady y compañía, también con un indomable Derrick Henry, quien aplastó a la defensiva de los Pats.
Henry, el corredor más prolífico de la NFL, fue una pesadilla para los Patriots desde el inicio del partido. Al medio tiempo ya había superado las 100 yardas terrestres y concluyó el juego con 182 yardas y una anotación.
El corredor mantuvo el ritmo y le permitió a Ryan Tannehill, el quarteback de Tennessee, tener contadas apariciones en el juego.
Una de ellas fue en el primer cuarto, cuando lanzó un pase de 12 yardas al receptor Anthony Firkser para anotar el primer y único touchdown de la noche.
El triunfo le permitió a los Titans ganar por primera ocasión en su historia en Foxborough y avanzar a la ronda divisional en la que enfrentará a los Ravens; los Patriots podrían perder a Brady, quien en la temporada baja podrá negociar con otro equipo.