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“Lo emotivo, el cariño de la gente”

Tenorio reconoce que debe mejorar con la espada; se va con sabor dulce

El Universal

Tepotzotlán.— Para Hilda Tenorio, el mayor trofeo que se llevó de su histórica encerrona fue darse cuenta que su a†ción le tiene aprecio. Así quedó de mani†esto ayer a lo largo de su lidia en solitario, pues en todo momento recibió el apoyo de cientos de personas que abarrotaron en el Lienzo Charro ‘División del Norte’. Incluso, admitió que ellos fueron los que impulsaron su oreja cortada

“La oreja que recibí la califico más por el cariño de la gente. Eso es lo bonito, que la gente está contigo. Fue una tarde equivocada porque los toros no se dejaron. Salieron soseando, mansos, cambiaban muy rápido de lidia. En tanto que sé que debo de mejorar más mi espada”, compartió Tenorio a EL UNIVERSAL en charla sobre el ruedo de Tepotzotlán

Desde que arribó la michoacana al lienzo charro, de inmediato fue abordada para retratarse con sus seguidores. Incluso, cuando cortó su único trofeo de la tarde al quinto de su encerrona, hubo un sector del público que la roció con rosas durante su vuelta al ruedo.

“Me voy con un sabor dulce de esta encerrona, porque el cariño de la gente ahí está. Son cosas que no se compran con nada. Ver que llenaron la plaza, que vinieron desde tantos lugares a verme, me llena de mucha alegría”, admitió.

Uno de los momentos estelares de la tarde se dio cuando Hilda picó a su quinto toro. Para ello, entrenó en secreto esta suerte de varas. Alguna vez lo había hecho en el campo, pero nunca en plena lidia y con el traje de luces puesto.

“Piqué un toro por ahí, eso son cosas bonitas que a la gente le gustan. Hubiera querido mostrar más cosas, pero los toros no se dejaron. Ya habrá una mejor oportunidad de mostrar más sorpresas a la gente”, adelantó la michoacana.

En un momento de autocrítica, también reconoció que debe de entrenar más la suerte suprema, pues admitió que fueron varios fallos con el acero. Ayer, ante casi todos sus turnos ante los ejemplares de la dehesa de Brito, tuvo que recurrir al descabello.

“Tenía un año que no mataba ni a un becerro, vamos, ni a una mosca. Pero son cosas que se pueden mejorar”, dijo.

Después de concluida la lidia en solitario, Tenorio se quedó una hora más en el Pueblo Mágico mexiquense para atender a sus seguidores. Con el rostro raspado por un arropón que sufrió y su traje de matadora puesto agradeció.