Atlanta.— Al día siguiente de la locura mediática en la Noche de Apertura, los equipos abrieron sus búnkers para recibir a la prensa.
Antes del brunch, pero después del desayuno, los Rams —liderados por su head coach millennial Sean McVay— pueden sentir la magnitud de pertenecer a la semana del Super Bowl.
“Esto ya es agotador”, bromeó McVay. El entrenador de Los Ángeles, como el resto del equipo, entiende que no existe la Luna de Miel sin matrimonio, por lo que se esfuerzan —con jornadas dobles— para lograr el final feliz.
Desde el domingo, McVay despierta como monje —y no es Belichick— a las 4 de la mañana, para repasar el plan de juego y hacer ajustes sobre la marcha.
“No creo que nadie que no haya llegado hasta aquí [Super Bowl] pueda, de verdad, sentir la magnitud de esta semana. Quiero que mis jugadores y entrenadores lo disfruten”, apuntó el coach.
El dos nunca va antes del uno en las cuentas de McVay, por lo que hablar de una visita a la Casa Blanca es prematuro para él.
“Honestamente, es algo que no hemos decidido. Primero, estamos enfocados en el partido del domingo y después, si logramos la victoria, decidiremos. Nuestro objetivo se enfoca en los Patriots y elaborar un buen plan para llegar a nuestro punto adecuado”, dijo.
Como parte de la oferta que obtuvieron al derrotar a los Saints en la Final de la NFC, los Rams entrenarán a partir de hoy en las instalaciones de los Falcons, al norte de la ciudad, donde McVay espera tener a todos sus jugadores disponibles, incluido Todd Gurley.