Carlos Caro no tiene filtro al preguntársele cómo era el nivel de la selección femenil de softbol al final de la primera década del nuevo milenio.
“No le ganaban a nadie. Ni siquiera a los equipos a los que en teoría no eran mejores”, cuenta el ahora coach del seleccionado tricolor y exrival de México en aquella época, a EL UNIVERSAL Deportes.
El representativo era anécdótico en los torneos regionales y nunca había destacado en los certámenes internacionales. Pero eso estaría cerca de cambiar cuando nombraron a Cruz Guerrero, un exingeniero de Pemex, como nuevo mánager.
Tuvo sus primeros éxitos al calificar a los Juegos Centroamericanos de Veracruz y en relizar visorías para detecatr a jóvenes talentosas.
“Pero entonces murió el Presidente de la Federación. Asumí la presidencia. Tuve que cambiar de plan y contraté a Caro, uno de los mejores coaches” dice Guerrero.
Caro, el exentrenador de la selección de Puerto Rico, llegó previo a los Centroamericanos de 2014. Guerrero le encomendó que su objetivo fuera clasificar a la selección a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
“México no tenía el potencial par producir jugadoras de nivel mundial. Por eso tuve que hace labor de scouteo en Estados Unidos, donde se juega el mejor softbol femenil del mundo. Detecté a decenas de jugadoras profesionales y universitarias hijas de mexicanos. Las convencí de jugar por México”, cuenta Caro.
El coach formó una selección que consiguió su clasificación a los Juegos Olímpicos y que ahora es la quinta en el ránking mundial.