El Universal
Denver.—Además de poseer grandesquarterbacks que ya tienen al menos un anillo de campeón, los cuatro equipos que recibirán juegos de playoffs el fin de semana tienen a favor algo extra: la ventaja de jugar en casa.
Seattle tiene de su lado el ruidoso estadio Century Link, Green Bay cuenta con la mística del gélido Lambeau Field. La altitud de Denver para enfrentar un frenético ataque beneficia a los Broncos, mientras que los Patriots valoran los vientos y el frío que prevalecen a estas alturas del calendario en Foxborough.
No es una casualidad que los cuatro equipos anfitriones tengan una marca de 30-2 como locales este año y cada uno es, por lo menos, favorito para ganar por un touchdown en la ronda divisional de la NFL.
En la última década, sólo en otras dos temporadas, 2005 y 2011, se dieron récords colectivos tan buenos entre los cuatro anfitriones. Lo más interesante de todo es que en ninguna de esas dos postemporadas alguno de los cuatro lo ganó todo. En la temporada 2005, el sexto sembrado Pittsburgh se coronó, mientras que en la de 2011, los Gigantes, que eran cuartos, se impusieron a los Patriots.
Este año, los Broncos y los Packers tienen marcas perfectas en casa, pero no los mejores sembrados, por lo que el camino al Super Bowl quizá no pase por Denver o Green Bay.
El único revés de Seattle esta campaña fue al caer 30-23 ante Dallas, cuando no vivía su mejor momento.
Los Patriots, mejor de la Americana, perdieron en el partido final 19-7 ante los Bills de Buffalo cuando ya no jugaban por nada.
Enervante, es como describe el esquinero Richard Sherman el ruido que hay en Seattle, que llega a ser tan fuerte que la defensiva de los Seahawks tiene que buscar formas creativas para comunicar las llamadas.
El ala cerrada de los Panthers, Greg Olsen, jugó en Seattle cuando estaba con los Bears hace unos años y recuerda que le dolían los oídos al final del juego. Afirma que espera algo peor el sábado por la noche. “Es un juego de playoffs y vienen de ganar un Super Bowl, ya me lo puedo imaginar”, dijo Olsen.
Denver dejó de ser un lugar tan intimidante para jugar desde que John Elway se retiró, pero volvió a pesar con la llegada de Peyton Manning.
“Nuestros aficionados han sido fenomenales, creo que son un problema para los rivales”, dijo Manning. “Los jugadores se alimentan de esa energía y sí hace la diferencia”.
Si agregas la ofensiva sin reunión de los Broncos, no sorprende saber que su marca es 24-3 en casa con Manning.
Una de las derrotas de Denver en casa fue hace dos años, cuando Joe Flacco y Baltimore se impusieron ahí antes de ir a ganar al Gillete Stadium .
“No sabría decir por qué la gente se intimida”, dijo Flacco, que irá con Baltimore ante Patriots. “No está en nuestra naturaleza”.
Este año, los Cowboys pueden presumir que jugar fuera de casa no les afecta, porque tienen una marca de 8-0 que será puesta a prueba ante Aaron Rodgers, quien ha lanzado 418 pases en casa sin intercepciones y con 36 envíos a las diagonales.
Rodgers no ha sido interceptado en el Lambeau Field desde el 2 de diciembre de 2012.
“Si vamos con buena mentalidad a Green Bay, a pesar de todo lo que se dice del frío y de todo lo que se dice podemos ganar”, dijo el safety Barry Church. “Somos nosotros contra el mundo y creo que tenemos una buena oportunidad”. AP