CIUDAD DE MÉXICO, enero 2 (EL UNIVERSAL).- Adriana Jiménez regresa esta semana a sus entrenamientos en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos y Alto Rendimiento (CNAR). La clavadista de altura, que en 2017 vivió el mejor año de su carrera, retorna a la piscina convencida de que la temporada que inicia superará a la anterior.
«Aunque logré la plata mundial y el tercer lugar en el Serial de Red Bull, sigo soñando con ver ondear la bandera de México en lo más alto, mantengo mi meta de ser la mejor, de ir por el oro y convertirme en un ejemplo para las nuevas generaciones», comentó la deportista.
Jiménez fue una de las atletas más destacadas en 2017, por lo que en los próximos días recibirá el Premio Nacional de Deportes de manos del Presidente de México.
«Todavía siento que estoy soñando sobre una nube. Recibir el Premio me compromete a dar mi cien por ciento en las competencias de 2018».
La Copa del Mundo y la Serie Mundial serán las prioridades de Adriana. Para alcanzar el oro en ambas justas, la seleccionada ha realizado algunos cambios en su preparación.
«Ya comencé con mi programa de nutrición; nunca pensé que comer adecuadamente te hiciera sentir tan bien; además trato de dormir ocho o nueve horas para rendir en los entrenamientos».
A la deportista de 32 años de edad la acompañan también amuletos brindados por su familia.
«Mi mamá me dio una pulsera con una imagen que también cose en mis trajes de baño; en el cuello siempre uso la perla que me recuerda que pertenezco al agua y un dije que me dio mi padre con el significado de la vida».
Los clavadistas de altura adquieren cada año mayor respeto en la comunidad de la natación; y a los mexicanos se les considera entre los principales rivales a vencer.
«De nuestro país se dice que hay talento, que tenemos gracia en el aire y buena energía; eso me hace sentir muy orgullosa del lugar al que pertenezco».
Aunque es ella la que aparece en los medios de comunicación, la seleccionada asegura que su éxito es producto del trabajo en equipo y la perseverancia.
«Yo me fui de la casa a los 13 años cuando comencé a vivir en el Comité Olímpico Mexicano; desde entonces encontré a personas muy valiosas que me acompañaron en mi camino. Hoy por hoy, agradezco a mi entrenador, a mis sicólogas y mi médico; todos han sido parte fundamental de mi éxito y vamos por mucho más en 2018».