En 1996, cuando Kobe Bryant tomó su primer balón como basquetbolista profesional, la mayoría de los jugadores que pertenecen a los 49ers y los Chiefs caminaban con pañales… O ni siquiera habían nacido.
Con una edad promedio de 25 años, los protagonistas del Super Bowl LIV forman parte de una generación de estadounidenses que creció con el basquetbolista como un modelo a seguir.
En la noche que da el kickoff para la semana del gran juego, el nombre de Kobe Bryant floreció entre los hombres que disputarán el trofeo Vince Lombardi.
Kobe acompañó las mañanas de muchos de ellos, quienes escuchaban o leían las proezas que del jugador de los Lakers.
Más que impactar su vida, Bryant los hechizó en varias de las temporadas en las que el basquetbol giró alrededor de él. “Su ética de trabajo, de ser maravilloso todos los días. Todavía veo sus videos en YouTube para motivarme, escucharlo hablar fuera y dentro de la duela. Fue una gran tragedia, pero hizo un gran impacto en mi carrera”, declaró Patrick Mahomes, quarterback de los Chiefs.
No es raro que a nivel secundaria, los estudiantes intercalen deportes durante el curso. En el casillero de Mahomes podría encontrarse calzado para beisbol, futbol americano y basquetbol.
A partir de la segunda mitad de la década de los 90, el dinamismo y genética ganadora de Bryant fueron los cómplices para que la NBA sobreviviera sin el sello de Michael Jordan.
“Nuestros padres hablan de Michael como el jugador más dominante en la historia. Está bien, es su opinión, pero yo —como varios de nuestros amigos— también tenemos la nuestra, y no es la misma”, comentó Nick Bosa, defensivo de los 49ers.