Juvenil fue la tercia que esta tade compuso el cartel de la Plaza México. Diego Silveti, de 32 años, vestido de blanco y plata, cinta negra en el brazo derecho en honor de su abuelo, Juan Silveti, fallecido el mes pasado. El peruano Andrés Roca Rey, de 21, con un terno tabaco y oro. Luis David Adame de 19, de salmón y oro. Se lidiaron ocho toros de La Joya.
Al momento del paseíllo decenas de aficionados estaban formados en las taquillas. Largas las filas, mal organizadas y deshechas cuando pasaban las camionetas de las cuadrillas. Por primera vez en este año mejoró la entrada, especialmente en el departamento de sol.
Las primeras dos faenas de la tarde fueron aceptables. Buena la primera actuación de Silveti, abundantes los aplausos para Roca Rey. Los toros que siguieron no levantaron los ánimos en el público.
En el sexto, lidiado por Adame, fue general la petición para que Silveti y Roca Rey regalaran un toro. Aquel fue el primero en anunciarlo. La plaza celebró alegre la decisión de los matadores.
Aun no terminaba la ovación cuando «Guajiro», citado de largo, levantó a Adame con los pitones. Apenas puesto de pie, tomó la muleta para seguir con la faena. La gente correspondió al gesto con sus palmas. Fue buena la lidia y el hidrocálido cortó una oreja. Lució con el capote toda la tarde, sobresalientes sus zapopinas.
Silveti no logró cuajar faena. Después de una certera estocada, se retiró entre aplausos.
Roca Rey, en el último de la tarde, fue elgante con el capote, vistoso, ante el bravo «Alquimista». Pintureras las caleserinas, hilvanadas las gaoneras. El bicho lo tiró en los primeros muletazos. Nada que interfiriera con la lidia. Gustó su toreo. Mató en el segundo intento. Escuchó aplausos.