El sexto anillo de Nueva Inglaterra no hubiera llegado sin Julian Edelmansobre el emparrillado del Super Bowl LIII.
El receptor fue el objetivo principal de Tom Brady, con 10 atrapadas y 141 yardas, y se llevó a casa el galardón de Jugador Más Valioso (MVP) del gran partido.
Edelman se perdió la mayor parte de la campaña 2017, por una rotura en el ligamento cruzado de la rodilla derecha, y fue extrañado en el Super Bowl LII, en el que los Patriots cayeron ante los Eagles de Nueva Inglaterra.
El egresado de la Universidad de Kent State tuvo una larga recuperación y no pudo regresar hasta la Semana 5 de esta campaña.
En su retorno, Edelman mantuvo una barba delineada, en comparación de larga y gruesa, por lo que le apodan La Ardilla. Con el paso de la temporada, el receptor se dejó de rasurar y su rostro fue cubierto, una imagen que intimida a las defensivas.
En un Super Bowl con sólo un touchdown —y terrestre—, la labor de Julian Edelman fue mover las cadenas, para gastar a la defensiva de los Rams, que hizo todo lo posible por detener a Tom Brady y no a uno de sus mejores amigos.
“Es algo surreal, fue un complicado pero increíble partido”, declaró que MVP.
Brady buscó en 12 ocasiones al receptor, quien pudo capturar una decena de esos envíos. De 1.78 metros de estatura, el “11” de Nueva Inglaterra se escabulló en los huecos más pequeños de la defensa californiana, que hizo una gran labor pero no alcanzó para más.
La última vez que un receptor fue nombrado el Más Valioso fue Hines Ward, de los Steelers de Pittsburgh, en el Super Bowl XL.