Atlanta.— A menos de 50 kilómetros donde su equipo disputará el Super Bowl LIII, el centro de los Patriots, David Andrews creció amando a los Falcons de Atlanta y soñando algún día jugar en el estadio grande de su ciudad un partido importante.
Andrews asistió a una secundaria que durante muchos años prácticamente estuvo bajo la sombra del Georgia Dome que fue derrumbado en 2017, concediendo el espacio al estadio Mercedes-Benz, que contará con por lo menos 30 personas que llevarán en su pecho el número 60 de Nueva Inglaterra.
Como David, otros tres jugadores locales estarán en este Super Bowl en un raro viaje de negocios en casa.
Entre los oriundos de Georgia, los Patriots tienen al linebacker Ufomba Kamulu y al defensivo profundo Jonathan Jones. Los Rams cuentan con el ala cerrada Gerald Everett.
“Definitivamente es divertido: los viejos terrenos que pisé, toda mi vida ha estado allí. Sin duda es algo especial, pero trato de que el sentimentalismo no me gane durante estos días, al final no deja de ser un viaje de trabajo”, contó Andrews.
Con 1.90 de estatura y 136 kilos de peso, la generosidad del centro de los Patriots es tan robusta como su físico. Al ganar el campeonato de la Conferencia Americana, lo primero que hizo fue llamar a su entrenador de preparatoria Franklin Pridgen, para informarle que estaría entre sus 30 invitados, junto a otros allegados de la prepa.
El corredor titular de los Rams, Todd Gurley es un viejo héroe de la universidad de Georgia. Aunque nació en Maryland y creció en Carolina del Norte, la ex estrella de los Bulldogs es un hijo adoptivo al que muchos lugareños rezan para que venza a los Patriots y cobre un poco de revancha por el campeonato que Nueva Inglaterra le arrancó a los Falcons hace dos años.