Han pasado dos años, incluso ahora es muy normal verlo en el podio, pero un 6 de diciembre del 2020 Checo Pérez logró su primera victoria en la Fórmula 1, cuando vivía sus últimos momentos como piloto de Racing Point e incluso cuando era incierto si para el 2021 tendría un asiento en la parrilla.
Pero llegó Sakhir, Pérez inició ese Gran Premio con la esperanza de acumular puntos para el equipo que lo acababa de echar, pero como en cada fin de semana 10 años atrás, cuando debutó, la mente estaba en conquistar la victoria. Y así fue.
Un contacto en el arranque de la carrera mandó a Pérez al último puesto, pero eso no fue impedimento para que su talento, su habilidad y su forma de cuidar los neumáticos lo llevaran a ir escalando posiciones hasta tomar la punta y ahí terminar dicha competencia.
El de Guadalajara lo logró, conquistó su primera victoria como piloto de la Fórmula 1 y lo hizo en Bahréin.
Con lágrimas, el himno nacional mexicano, la bandera y el recuerdo de todo el esfuerzo que le llevó lograr ese triunfo, Pérez se metió a la historia de la máxima categoría, pero también en la cabeza de los directivos de Red Bull, que seguían sin encontrar al compañero ideal para Max Verstappen. Entonces el neerlandés tenía como coequipero a Alex Albon.
La escudería austriaca no vivía tiempos dorados y Mercedes dominaba, por lo que para Christian Horner, Helmut Marko y el resto de pantalón largo en Red Bull la idea de llevar a Checo al equipo no era mala. Y así sucedió.