El brasileño Helio Castroneves alcanzó la consagración al ganar este domingo su cuarto título en las 500 Millas de Indianápolis, convirtiéndose en el cuarto piloto en conseguir el triunfo en el Gran Espectáculo de Carreras por cuarta vez. Castroneves, de 46 años, se unió a los estadounidenses Rick Mears, A.J. Foyt y Al Unser como cuatro veces ganador en el Indianapolis Motor Speedway, superando al español de 24 años Alex Palou, que solo cedió a dos vueltas del final y demostró que está listo para conseguir también la victoria.
A los 46 años, Castroneves, que no tiene ninguna carrera de la Serie IndyCar esta temporada, es uno de los ganadores más veteranos de las 500 Millas en la historia. Al Unser tenía 48 años cuando la ganó en 1987. Después de haber ganado la carrera en el 2001, 2002, 2009 y estar en los últimos 12 años siempre en la lucha por el cuarto título, al final vio cumplido su gran sueño al volante de su monoplaza número 60 Dallara-Honda, del Meyer Shank Racing, que logró su primer triunfo en Brickyard.
«¡Te quiero! ¡Te amo IndyCar! ¡Gracias IndyCar!», gritó en la radio Castroneves, quien estaba haciendo su vigésima primera salida en las 500 Millas, pero su primera fuera del Team Penske, que lo incluyó en su Salón de la Fama. El brasileño dio la vuelta de la victoria alrededor del Indianapolis Motor Speedway a pie, trotando arriba y abajo por la recta principal entre aplausos masivos después de hacer su tradicional ascenso a la valla tipo ‘Spiderman’.
También recibió felicitaciones de Mario Andretti, su excompañero de equipo, del australiano Will Power, Marco Andretti y muchos otros pilotos y excompañeros de Penske. Palou terminó segundo, seguido del francés Simon Pagenaud, que al final quitó del podio al mexicano Pato O’Ward, quien fue cuarto. Ed Carpenter, Santino Ferrucci, Sage Karam, Rinus VeeKay, el colombiano Juan Pablo Montoya y el brasileño Tony Kanaan terminaron en los diez primeros puestos.
El primer incidente importante de la carrera se produjo en la vuelta 119, cuando Graham Rahal saltó desde el liderato y su equipo de boxes dejó suelto el neumático trasero izquierdo. La rueda saltó cuando Rahal salió de los boxes, enviando su Dallara-Honda No. 15 a un fuerte impacto con la barrera exterior SAFER de la curva 2. La rueda rebotó en el tráfico y golpeó la parte delantera del Chevrolet No.47 de Conor Daly, que también había sido líder durante la carrera.
Con los más de 135.000 aficionados en las gradas, de regreso a las 500 Millas por primera vez en dos años, uno de los mayores aplausos del día estalló cuando Daly, un residente de Indianápolis desde hace mucho tiempo, tomó la delantera del holandés Rinus VeeKay en la vuelta 50. El gran favorito, el neozelandés Scott Dixon, comenzó desde la pole position y solo pudo liderar tres vueltas después de que el estadounidense Colton Herta tomó la delantera en la vuelta 1.
Mientras Herta y VeeKay intercambiaban el liderato, Dixon conservaba combustible en tercer lugar, lo que parecía una estrategia inteligente cuando la bandera amarilla voló en la vuelta 33 después de que Dixon heredara el primer lugar cuando Herta, VeeKay y varios otros pilotos de la vuelta líder habían entrado en boxes. Pero los boxes se cerraron durante varias vueltas bajo amarillo porque el inglés Stefan Wilson se había estrellado contra la pared en la entrada, lo que dejó a Dixon en una situación difícil.
Dixon eligió hacer una parada de emergencia mientras los boxes permanecían cerrados en la vuelta 36, el Dallara-Honda No.9 de Dixon se deslizó sin combustible y no volvió a repostar. La misma situación le sucedió a Alexander Rossi en una parada de emergencia para repostar una vuelta más tarde, y los dos exganadores de la Indy 500 estaban a una vuelta cuando se reinició la carrera debido al momento del accidente de Wilson.
Una asistencia de 135.000 personas, aproximadamente el 40 por ciento de la capacidad de la pista, cuyas tribunas tienen capacidad para 235.000 asientos y generalmente tiene 300.000 el día de la carrera, dieron una imagen completamente diferente a la vivida nueve meses después de que la Indy 500 2020 se corriera frente a tribunas vacías por causa del covid-19. Antes de dar la orden de encender los motores, el dueño del Indianapolis Motor Speedway, Roger Penske, agradeció a los aficionados su lealtad y también saludó a los militares, los socorristas y los trabajadores de la salud por ayudar al país a superar la pandemia.