Lima.– Mira la medalla de un lado. La voltea, la mira del otro. Una, dos veces, tres, por qué no, una cuarta.
Dice que está viviendo el sueño, «no lo imaginé, lo soñé» admite Juan Celaya, quien en estos momentos es el hombre de oro de la Delegación Mexicana en los Juegos Panamericanos.
Dos participaciones, dos medallas áureas…
«No me lo imaginaba. Lo soñé y se volvió realidad» dice el joven. Es un honor aportar un granito de arena a nuestro país.
Tiene 20 años, estudia ingeniería civil en los Estados Unidos,en la Universidad Estatal de Luisiana (LSU) que lo becó al ver su talento en el trampolín.
«Bueno, mi familia, mi mamá sobre todo, me dice que tengo que ser bueno en lo que haga», y lo hace muy bien en los clavados.
Mira a todos lados nervioso, a su pareja Yahel Castillo, a todos los que lo rodean… «Antes los veía en la tele, ahora compito con ellos. Por eso les digo que es un sueño, convertido en realidad pero sueño».
-Eres la figura de los Juegos, se le dice… «No, para nada, sólo aporté mi granito de arena».
Y vuelve a mirar su medalla, de un lado, del otro, la voltea, y otra vez, otra vez… Otra..