La lucha libre no sólo se vive en las arenas, calles, mercados o gimnasios, también en las cárceles donde el gladiador Súper Loco hace una labor social.
“Ahí la lucha libre pasa a segundo término, no les interesa ver quién es el mejor, a ellos [los reos] les interesa sentirse libres”, aseguró el pintoresco gladiador en entrevista a EL UNIVERSAL Deportes.
El luchador vivió su primera experiencia en un centro de readaptación social ante la falta de gladiadores, “el señor Rafael Rojas Tarim fue el de la idea, una ocasión sólo llegamos seis luchadores al reclusorio norte, entonces le dije ‘no soy la gran estrella, pero creo que con los luchadores que estamos basta’, entramos e hicimos el evento, la gente quedó satisfecha”, recordó el gladiador de La Merced.
A partir de ahí Súper Loco se ha presentado en los reclusorios de Chiconautla, del sur, oriente, norte y Cárcel de Mujeres en Santa Martha, donde reconoce que su objetivo es “que se olviden un poco de sus problemas” y disfruten estar unas horas con sus familias.
“Luchar ahí es como la prueba de fuego, porque debe haber mucha interacción para que puedas conectar con esa gente que está triste y tiene muchas penas, además, acabando la lucha siguen encerrados, pero tuvieron el gusto de estar con sus hijos viendo la función”, explicó Super Loco, quien calificó el agradecimiento como la mejor paga que pueda existir.
“Una vez un niño con discapacidad me dijo ‘gracias, por venir a ver a mi papá’, esas son cosas que te mueven y te llenan el corazón”, sentenció.