Basta que Saúl Álvarez se despoje del albo cubrebocas que porta para que aparezca la sonrisa que le genera saber que mañana volverá al cuadrilátero, después de 13 turbulentos meses marcados por la pandemia de Covid-19 y las disputas con las empresas en las que había confiado para manejar su carrera.
Aquel contrato que le garantizaba 365 millones de dólares —a cambio de 11 peleas, en un lapso de cinco años— es historia, pero eso no quiere decir que el chico de la cabellera bermellón deje de facturar grandes cantidades cada que pelea.
Mañana por la noche, en el Alamodome, se medirá con el inglés Callum Smith. En disputa estarán los cinturones supermedianos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial (AMB), combate por el que ya tiene garantizados 20 millones de billetes verdes, cifra que puede aumentar considerablemente gracias a las ventas del Pago por Evento.
DAZN, empresa a la que demandó por incumplimiento de contrato, llegó a un acuerdo con la promotora Matchroom, encargada de organizar este pleito, para generar la señal. Podrá verse en cerca de 200 países, a cambio de 70 dólares. La expectativa es que sea adquirida en un millón de hogares, lo que generaría otros 70 mdd, de los que el Canelo podría llevarse cerca de la mitad.
México es la única nación en la que se verá por televisión abierta, ya que Saúl es el dueño de sus derechos de imagen para el territorio nacional.
“Todo lo que me genere un riesgo, me gusta”, sentencia el tapatío, campeón mundial en cuatro divisiones diferentes. “Quiero hacer historia y Smith es el número uno en la división de 168 libras [supermedianos]; queremos hacer campaña en este peso y qué mejor que pelear con el mejor en esa división. Me gustan los retos y estar en las mejores peleas”.
A final de cuentas, su nombre es sinónimo de ganancias, más allá de un contrato.