Casi 30 años después, Julio César Chávez confiesa que hubo un combate en el que verdaderamente sintió que podría morir. Una de las victorias más icónicas de su carrera se presentó el 17 de septiembre de 1994, cuando noqueó de forma dramática al estadounidense Meldrick Taylor en el último round, combate en el «César del Boxeo» sintió que moría. «Ese momento marcó mi carrera, marcó todo porque fue la pelea más difícil de mi carrera. Fue el peleador más grande con el que me enfrenté. Fue el peleador más grande, más bueno, más rápido, más fuerte… Tenía todo lo que un boxeador quería tener», asegura Chávez, en entrevista con TUDN. «Fue la más difícil, la más dura de mi carrera. Es la única pelea en donde he sentido la muerte, horrible».
Chávez confiesa que esa pelea la sufrió demasiado, sobre todo por el desgaste físico que conllevó. «Quería que sonara la campana, porque sentía que me iba a desmayar… Estaba desahuciado, me quería desmayar, quería vomitar», relata. «Si hubiera vomitado, no estaría con ustedes, me hubiera pegado un derrame cerebral y tal vez no la hubiera contado”.