Entre las actividades que realiza Red Bull con sus pilotos tocó una de probar comida mexicano, en especial tacos y las tradicionales gringas.
Y el encargado de explicar qué eran los platillos fue Checo Pérez, que en una mesa junto a Max Verstappen comió de los alimentos que les iban acercando.
Primero les acercaron unas gringas, después tacos de birria y por último un alambre de pastor, del que el neerlandés no se pudo resistir al tenerlo de frente.
Rumbo a la siguiente temporada, el 1 y el 11 de la escudería austriaca ultiman detalles y muy pronto se conocerá el monoplaza con el que correrán este año.