Defender la franela de los Diablos Rojos del México representa una doble motivación para el lanzador Édgar Torres, quien tras su paso por Sultanes y Generales, llega a la novena que en casa siempre fue la favorita de su padre, a quien le dedica su llegada a la novena capitalina.
Además, su arribó al Infierno no es uno más para la escuadra, ya que Miguel Ojeda, estratega de los Pingos, le entregará la pelota en el juego inaugural del 21 de mayo, ante El Águila de Veracruz.
“Por más de nueve meses estuvimos haciendo esfuerzos para lograr que Édgar Torres llegara a Diablos Rojos y es un gran orgullo contar con él, alguien que va a reforzar muy bien al equipo”, compartió Othón Díaz, directivo escarlata. “Estoy muy contento de llegar a una de las organizaciones más grandes de México, mi papá siempre ha sido Diablo Rojo de corazón, y el portar este uniforme es de mucho agrado. Cuando le dije se le quebró la voz y me felicitó. Ahora con más metas, para satisfacer a mi papá y a la organización”, dijo el lanzador zurdo.
En realidad, desconoce si existe alguna razón específica por la que su padre sea fan de los Diablos, pero a él y a toda la fanaticada roja quiere darle muchas victorias: “Él seguía mucho a Daniel Fernández, al Borrego Sandoval y Miguel Ojeda, es de quienes más me hablaba, y ahora es lo único que le faltaba, que su hijo jugara con el equipo de sus amores”.
Mientras llega el momento de escuchar el playball, Torres se empapa de la responsabilidad que significa jugar en la organización más ganadora de la Liga Mexicana de Beisbol. “Ha sido de mucho platicar y lo que más me ha gustado es el trabajo fuerte desde las 6 de la mañana, es muy importante para tomar la resistencia que quieres obtener y seguir desarrollando tu talento. No me siento presionado, sino privilegiado por ser parte de esta organización”.
Torres debutó en el circuito veraniego con Sultanes de Monterrey, a los 19 años.