CIUDAD DE MÉXICO, agosto 10 (EL UNIVERSAL).- Aunque Adriana Jiménez vive la mejor temporada en su carrera como clavadista de altura, la seleccionada mexicana no ha cambiado su decisión de retirarse en un par de años.
Con una medalla de plata mundial en su palmarés, la saltarina mantiene la idea de despedirse de la plataforma de 20 metros en la justa del orbe de 2019.
«Mis planes son los mismos, ahora me siento más tranquila para poder retirarme a corto plazo y concretar otros planes, como estudiar una maestría, trabajar en algo referente a la comunicación y formar una familia», explicó en entrevista con EL UNIVERSAL.
Practicar los clavados tanto convencionales como de altura durante más de una década hizo mella en el cuerpo de la mexiquense.
«Estoy un poco cansada, mi cuerpo está lesionado y a mi edad no es lo mismo que cuando tienes 20 años con toda la energía y mejor salud física. Mentalmente me siento muy fuerte, pero ahora tengo que cuidarme más para poder rendir».
En la Serie Mundial de Irlanda, Adriana sufrió una lesión de la cual aún no termina de recuperarse.
«Me pinché un nervio del cuello y está conectado con el pecho, la espalda y el brazo derecho. A partir de ahí he sufrido porque no he podido descansar. Son gajes del oficio, uno sabe a lo que se expone, lo aceptas y te haces responsable».
—¿Cómo te cuidas?
—Intento no desvelarme, dormir, no andar mucho en la calle, guardar mi energía para mis entrenamientos, comer bien y sonreír mucho porque eso te da mucha energía.
Jiménez ya regresó a los entrenamientos en el Centro Nacional de Detección de Talentos y Alto Rendimiento (CNAR).
«Todavía me faltan tres Series Mundiales para terminar el año, voy a competir en Texas, Bosnia y Chile, pero sin tanta presión, pues ya se logró el resultado en el Mundial. Mi meta ahora es buscar un ascenso en el ranking mundial».
La clavadista espera que los resultados tanto suyos como de su compatriota Jonathan Paredes, sirvan para que las autoridades brinden mayor apoyo a las nuevas generaciones en esta área.
«Mi especialidad es espectacular y, contrario a lo que muchos piensan, no es tan peligrosa. Es un buen momento para que nos volteen a ver más porque si existe más respaldo habrá un mayor número de saltarines y mejores resultados».
La medallista mundial se mostró triste porque su especialidad no fue considerada para ingresar al programa de los Juegos Olímpicos.
«Eso me puso muy triste. Creo que hace falta que más países lo practiquen y de esa forma podamos alcanzar el siguiente escalón. Ojalá pueda darse para los Juegos de 2024», finalizó.