ACAPULCO, Gro., marzo 3 (EL UNIVERSAL).- Cuando Dominic Thiem se planta en la cancha, su rival en turno de inmediato sabe que el encuentro que le espera no será nada sencillo. Pero desafortunadamente para él, no se irá de Acapulco con el trofeo con el que arribó.
Y es que en los últimos años, el tenista austriaco ha ganado protagonismo en el circuito profesional ATP, donde en poco tiempo se ha consolidado como uno de los mejores 10 del orbe.
“Llevo algunos años trabajando y creo que finalmente los resultados se ven. Estar en el top ten es una meta que disfruté mucho conseguir y espero seguir dando pasos al frente en el circuito”, comentó en entrevista el jugador, quien este jueves tuvo una mala jornada al ceder su corona del Abierto Mexicano ante el estadounidense Sam Querrey.
Thiem nació en septiembre de 1993 cerca de Viena. Desde niño supo que el deporte blanco sería su vocación, por lo que a los 10 años contrató a Gunter Bresnik, ex coach del legendario Boris Becker, para que lo entrenara.
Pero lo que realmente lo marcó fue la llegada de Sepp Resnik, un ex deportista extremo que se encargó de su preparación física entre 2012 y 2014. Con él, Thiem consiguió su mejor forma deportiva, gracias a los entrenamientos en el bosque con troncos sobre los hombros.
“Espero que cuando acabe el dominio del “Big Four” sea tiempo de que las nuevas generaciones nos llevemos los grandes títulos. En lo personal me siento muy fuerte mentalmente y eso es lo que quiero reflejar en la cancha”.
Dominic, quien llegó a Acapulco luego de ganar el Torneo de Río de Janeiro, es la estrella principal del tenis austriaco. Antes que él, el mejor representante de aquel país fue Andreas Haider, 76 del ranking mundial.
El tenista ya tuvo grandes victorias sobre los top ten. Una de ellas ante Rafael Nadal en la final del Abierto de Argentina en 2016. También dejó fuera del camino a Roger Federer del Masters 1000 de Roma este año.
“En mi carrera he tenido grandes resultados. Espero seguir cosechando muchos más en los siguientes años. Respeto a mis rivales, pero yo también tengo grandes objetivos para la temporada como sumar títulos de Masters y Grand Slam”.
El austriaco es profesional desde hace sólo cinco años, suficientes para ganarse un lugar entre los mejores del mundo.
Para Acapulco y su gente, sólo tiene halagos.
“El público, como el año pasado me respondió muy bien, la verdad estoy muy agradecido por su respaldo en cada uno de mis partidos”, finalizó Thiem.