Da lo mismo si la temporada de los Mavericks está perdida desde hace varias semanas, si a la American Airlines Arena le quedan muchas butacas por ocupar o si el paso de los años ya cobra factura en la duela, Dirk Nowitzki se mantiene como la principal atracción de una franquicia que ya planifica la campaña 2018-19 de la NBA.
Hace 20 años que el delantero de poder alemán llegó con los texanos. Eso explica que sea el último en ser presentado (sitio que siempre corresponde a las figuras), que miles de jerseys con su ya mítico número 41 se multipliquen en las gradas y que todos deseen la instantánea con él.
Pasa desapercibido que sólo aporte cuatro puntos, 10 rebotes y una asistencia, durante 23 minutos de juego, en la derrota de Dallas frente a los Hornets de Charlotte (102-98), que aún tienen ligeras esperanzas de Playoffs en la Conferencia Este. Encuentro disputado en la velada de la Herencia Latina.
Lo de Nowitzki es sembrar lo cosechado durante 20 campañas. Ninguna como la de 2010-11, cuando se coronaron en la NBA, tras superar al Heat de Miami en Las Finales de la NBA (seis partidos), y él fue pieza clave.
Por eso, todos le rinden pleitesía. No importa que ya no luzca tan potente y falle algunos tiros que antes eran rutinarios. Es la genuina leyenda de los Mavericks.