“Era un prospecto brillante. En la misma temporada que lo firmamos, esa misma campaña lo ficharon en las Grandes Ligas. No sé lo que le pasó”, se pregunta Roberto Mansur, expresidente de los Diablos Rojos del México y descubridor de Esteban Loaiza, el expelotero que cumplirá una sentencia de tres años por narcotráfico en San Diego.
Pocas personas lo conocen tan bien como Mansur. Lo descubrió en el verano del 91, cuando el exbeisbolista tenía 20 años. Por entonces, lanzaba en una liga amateur y, según el exdirectivo, venía de un bloque familiar sólido. Roberto conoció a sus padres.
“Eran intachables, como él durante toda su carrerra”, señala a EL UNIVERSAL Deportes. Además le cuesta trabajo entender el porqué de la decadencia de Esteban, pero encuentra dos razones que pudieron detonarlo: las malas compañías y el fallecimiento de su esposa, la cantante Jenny Rivera, quien perdió la vida en un accidente aéreo en 2012.
Mansur dice que esa pérdida lo afectó anímicamente durante semanas, quizá meses.
Tres años después del deceso y siete años después de jugar su último partido en las Grandes Ligas, Loaiza hizo un último intento por regresar al beisbol profesional. Lo hizo con los Diablos, el equipo que lo debutó.
“Le dimos la oportunidad, pero su brazo ya no tenía la velocidad. No lo firmamos”, dice Mansur.
Desde entonces, intercaló su vida en eventos públicos relacionados con elbeisbol entre Estados Unidos y México, especialmente en Sinaloa.
Fue en ese mismo estado en el que pasó su último día en libertad y en el que publicó un mensaje en el que mostró la dirección de la cárcel en la que permanecerá, para que sus fans le escriban cartas.
“No sabía de su mensaje. Creo que se está preparando para la soledad. Le escribiré, sin duda”, menciona Mansur.