Técnicamente —y ante los ojos del Comité Olímpico Mexicano—, Antonio Lozano funge como presidente de la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo. No así para la Conade.
Hace unos días, cuando el dirigente recibió la sentencia de seis años de prisión por desvío de recursos, Ana Gabriela Guevara anunció la inhabilitación del exmaratonista para ejercer funciones directas o relacionadas.
Lozano apeló la decisión del juez y logró llevar a cabo el proceso lejos de los barrotes; sin embargo, eso no modificó la percepción del órgano rector del deporte en México.
“Él ya no tiene la facultad de firmar; está fuera de todo proceso y está claro que ya no es presidente de la FMAA”, expuso Israel Benítez, subdirector de Calidad para el Deporte de la Conade.
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De acuerdo con éste, el único escenario viable para que Lozano mantuviera las atribuciones del puesto habría sido la absolución de los cargos por los que fue acusado, pero ésta no llegó.
Para Benítez, poco importa el espaldarazo que el COM —mediante su presidente, Carlos Padilla— le dio hace unos días a quien lleva más de una década como el mandamás del atletismo nacional.
“Tal vez, [el COM] lo respalda institucionalmente, pero legalmente no tiene sustento”, dijo. Quien sí puede influir para una potencial destitución es World Athletics, órgano que regula la disciplina en la escala internacional y que, según reveló Benítez a EL UNIVERSAL Deportes, ha entablado contacto con la Conade, en busca de esclarecer la situación.
“Enviaremos documentación certificada; ya hay avances interinstitucionales. Está claro que habrá una nueva cara en el atletismo mexicano”, advirtió.