CIUDAD DE MÉXICO, julio 10 (EL UNIVERSAL).- De un brillante pasado, el luchador mexicano Manuel Andrade alcanzó la fama en el Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) portando el equipo de La Sombra, máscara que tributó a la Arena México antes de partir a Estados Unidos en busca de conquistar a la empresa WWE.
Ya en el universo estadounidense terminó de curtirse como Manny Andrade y dio un primer paso hacía su consolidación como Andrade Cien Almas, personaje con el que atacó por primera vez una función televisada el 8 de junio pasado con la novedosa marca NXT.
Curiosamente, el evento “The End” (el final, en español) significó el inicio de una nueva etapa para el luchador azteca en el emporio estadounidense, misma que arrancó con un triunfo. “Estoy feliz, por fin llegó el momento y nadie me va a detener, esta es mi pasión, mi vida, mi energía, esta es mi vida, voy a dar todo de mi y es apenas el principio”.
NXT se ha significado como una apuesta para el talento independiente en el territorio estadounidense, un último filtro antes de embarcarse en el elenco principal de la empresa luchística más grande del mundo. El reto de Andrade no es sencillo, vencer la barrera del idioma inglés y convencer a un público distinto al que lo vio crecer en México, son los primeros objetivos a cumplir.
Brillante inicio
La Sombra fue un esteta que nació con ángel. La lucha libre la traía en la sangre, prácticamente nació en las arenas. Su padre y abuelo fueron luchadores, comía y respiraba este deporte en casa. Empezó a los seis años a entrenar, era un niño diferente al que no le gustaba el futbol.
A los 13 años, un hermano del Stuka lo invitó a debutar, él sabía que no estaba preparado y su padre le recomendó esperar un poco más. Todo pasó muy rápido y el estreno llegó: El 18 de octubre de 2003, en Gómez Palacio, Durango.
Junto a su padre El Brillante y Zafiro, él, como Brillante Júnior, para enfrentarse al hijo del Moro, Aspid y Fúnebre. “Estaba muy delgado, la verdad me dio mucha pena porque luchar ante público sí es muy diferente. Mi padre me dijo que no estuviera nervioso, que hiciera lo que sabía y que todo saldría bien. Me sentí nervioso, los rudos me decían ‘lagartija’, pero pasé la prueba”, recuerda Andrade.
Luchando como Brillante Jr. tuvo grandes triunfos, pero quería dar el brinco a la gran carpa. Primero se hizo estrella en su tierra, pero cuando estudiaba la preparatoria su padre lo hizo decidir: “Era el momento y tomé decidí ir a México en enero del ya lejano año 2007”.
Empezó a entrenar con El Satánico y apenas tres semanas después se estrenó en la Arena México. Las luchas llegaron a racimos y su estilo sobre el ring fue marcando su destino. Hoy, su futuro es tan luminoso como las raíces que lo vieron nacer.
Le siguen la huella
Tal parece que a WWE le ha gustado tanto el desarrollo de Andrade que ha puesto atención en otros estetas mexicanos: Jinzo y Máscara Dorada, los representantes nacionales en el torneo de pesos crucero que realizará la promotora estadounidense. Bajo el nombre de Raúl Mendoza y Gran Metalik, los gladiadores aztecas fueron los elegidos para ser parte de los 32 luchadores que participan en el Cruiserweight Classic.
Jinzo ha participado en empresas como DTU, AAA y Lucha Élite, además que ha trabajado en Japón con la empresa NOAH. Dorada es figura del CMLL, el único mexicano en tener un contrato anual con NJPW.