Cuando la clavadista Gabriela San Juan se fracturó la nariz, en el antepasado selectivo de clavados, los directivos de la Comisión del Deporte de Guanajuato (sede del evento) se apresuraron para tener contacto con su familia y “tratar de apoyarla con los gastos hospitalarios”. Pero la intención se desvaneció.
Una vez que terminó el certamen, el Code Guanajuato comenzó a pedir una serie de papeles a la familia de la deportista para ayudarla a solventar los gastos, hasta que los trabajadores del organismo dejaron de responder el teléfono.
La familia de San Juan no tuvo otra opción que pagar los gastos por sus propios medios, la Federación Mexicana de Natación, que organizó el evento, tampoco se hizo cargo.