El retraso del inicio de Grandes Ligas y la latente posibilidad de que sea una temporada recortada, “tentó” a múltiples lanzadores a someterse a la operación Tommy John para reparar sus codos, aunque no fuera de emergencia.
Hasta antes de que el gobierno de Estados Unidos decretara que los hospitales sólo realizarán procedimientos “esenciales”, a consecuencia del virus de Covid-19, tres pitchers de Ligas Mayores recurrieron a la operación a la que durante muchos años se temió.
El as de los Mets, Noah Syndergaard, el derecho de los Giants Tyler Beede, y el mexicano de los Padres, Adrián Muñoz, ingresaron al quirófano sin antecedente de lesión en el Spring Training. Debido a la emergencia sanitaria, no se sabe si Chris Sale, la estrella de los Red Sox, ya fue sometido a la cirugía o si fue reprogramado.
Hace décadas, el procedimiento Tommy John era una gran apuesta, el tipo de operación elegida si no había otra opción. Pero ahora es más sencillo y, a pesar de la larga recuperación, los pitchers pueden estar bastante seguros de que regresarán a jugar con su mismo rendimiento o hasta con una o dos millas más en la velocidad de su recta.
Debido al éxito de la Tommy John, muchos prospectos a nivel de preparatoria o universidad, comenzaron a realizarse la cirugía sin necesitarla. Sin embargo, el aumento de velocidad no significa que tendrán una carrera en las Grandes Ligas.
En lo que va de este año, 12 jugadores del sistema de las Mayores repararon sus codos, incluido el serpentinero de los Yankees, Luis Severino. En 1974, Tommy John fue el primer pelotero en someterse a este procedimiento.