CLEVELAND, EU., junio 8 (EL UNIVERSAL).- Desde que el domingo por la noche el marcador se empezó abrir como un cerro cuando se desgaja, las Finales de la NBA comenzaron a ser prácticamente un juego de vida o muerte para los Cavaliers de Cleveland que este miércoles reciben a los Warriors de Golden State en el tercer compromiso.
Con su sexta final consecutiva a cuestas, LeBron James es un jugador cuyas zapatillas han recorrido mucha duela y así ha adquirido experiencia que busca compartir con sus compañeros.
“Es un juego de vida o muerte para nosotros. En el equipo lo sabemos y no corremos a la responsabilidad”, declaró James en la rueda de prensa en la Quicken Loans Arena.
Los Cavaliers han tratado de dejar atrás las dos derrotas que sufrieron en Oakland y en especial la del domingo, que fue por 33 puntos. Para contrarrestar el golpe que sufrieron, los de Cleveland quieren apegarse a su marcha invicta en casa durante la actual postemporada. Esa estadística alimenta a James y el resto de la quinteta del coach Tyronn Lue.
“Nos alimentamos unos de otros. Hemos estado muy bien en casa, queremos seguir jugando con la misma energía y defender nuestro hogar”, sostuvo el delantero Tristan Thompson.
Aunque hay preocupación por la conmoción cerebral que Kevin Love sufrió en el partido pasado, Tyronn Lue adelantó que el delantero de poder podrá estar sobre
la cancha.
Y es que la preocupación por Love regresa, ya que en las Finales de la campaña pasada, el hijo del cantante Mike Love se lastimó el hombro y no pudo ayudar para revertir la derrota que los propios Warriors les aplicaron.
“Se siente mejor” , afirmó el entrenador de Cleveland, Tyronn Lue. “Pero en estos momentos está bajo el protocolo de conmoción”, explicó.
Los ‘Cavs’ buscarán ser el cuarto equipo en la historia que gana el título tras un 0-2.