Andrés Montes quiso darle un giro a la gris Selección Nacional femenil de softbol a finales de los 90. Como presidente de la Federación Mexicana de esa disciplina, le preocupaba que el equipo no trascendiera regionalmente y que ni siquiera clasificara a los Mundiales.
Decidió hacer un cambio. Pensó en el cubano Carlos Caro para que fuera el nuevo manager del equipo. Montes se apoyó en el convenio deportivo entre México y Cuba para traer al entrenador a Sonora, quien finalmente llegaría al país.
“Pero me fui al poco tiempo de que llegué. Ya tenía un plan cuando salí de Cuba. Me fui a Estados Unidos. Empecé a trabajar de jardinero, de albañil, de lo que fuera. Al tiempo entré y califiqué al programa de refugiados”, cuenta Caro a EL UNIVERSAL Deportes.
Uno de sus patrones le propuso a Caro jugar softbol. Aceptó y luego mostró sus cualidades como manager, lo que le abrió las puertas para manejar un colegio.
Su buena fama y contactos en el Caribe, le permitieron dejar los oficios para manejar a Dominicana. Y años después, a Puerto Rico.
“Me encontré con Montes fortuitamente. Me dijo ‘le has dado mucho a otros países. ¿Cuándo le darás algo a México, que te permitió salir de Cuba?’ No supe qué responder, pero estaba en deuda con él”, recuerda Caro.
Montes murió en 2013. El nuevo presidente de la Federación le ofreció el cargo de manager al cubano, quien lo aceptó. Él llevó a la Selección a conseguir el pase a los Juegos Olímpicos. “Si logro que México gane medalla en Tokio, sé que habré saldado mi deuda”, dice Caro.