Con cuatro medallas, dos de oro y dos de bronce, los Juegos de México 1968 han sido los más exitosos para el boxeo nacional.
Cincuenta años y 12 Juegos Olímpicos después, la delegación mexicana de pugilismo suma seis preseas más: dos platas (1972 y 1984) y cuatro de bronce (1976, 1988, 2000 y 2016).
En Río 2016, Misael Rodríguez terminó con la sequía de metales en esta disciplina, ya que desde Sidney 2000, cuando Christian Bejarano ganó la medalla de bronce, no se ganaba.
Según Ricardo Delgado, campeón olímpico en 1968 en peso mosca, el boxeo amateur en nuestro país fue a menos después de ese año, ya que se redujo el apoyo, por lo que se dejó escapar una oportunidad para consolidar al país como potencia de la disciplina.
“Se perdió mucho el interés”, dijo Delgado, quien aseguró que en el boxeo siempre ha existido una falta de comunicación, al ser mal visto por incluir los golpes.
“Hay una mentalidad diferente, mucha gente lo ve como algo grave y no dejan que sus hijos lo practiquen”, declaró el ex púgil, y añadió que ahora los boxeadores están más protegidos.
“Los médicos son expertos y los réferis saben parar las peleas. Cuando yo boxeaba era más difícil, porque te caías y te tenías que levantar, ahora te derriban una vez y te paran la pelea”.
El capitalino aseguró que “el mexicano es aguerrido y de gran calidad”, pero que con el tiempo, perdió fuerza y dejó de ser intimidante para el rival.
“Ahora los peleadores europeos están sobresaliendo, porque sus países tienen un plan de trabajo amateur”, manifestó. “Hay que impulsar el amateur aquí, hay que abrir espacios para que los jóvenes puedan entrenar y no les cueste”, consideró.