La vida es un espiral de retos, experiencias y oportunidades; algunas veces te obligará a rendirte, otras a mantenerte y seguir en movimiento hasta conseguir lo que se quiere, esto último es el caso de varios atletas con discapacidad, quienes luchan para ser mejores en todos los campos de su existencia que con la guía adecuada potenciarán su talento, tal es el caso del entrenador nacional de Para Atletismo de la Federación de Parálisis Cerebral de México, Aníbal Vilchis Rosales, quien es un mentor para estos deportistas.
Vilchis Rosales, oriundo de la Ciudad de México, siempre ha estado en contacto con el deporte, el cual llegó a su vida desde muy pequeño de la mano de su madre, quien lo inscribía a varias disciplinas. «Pasé por natación, clavados, esgrima, atletismo».
El hoy entrenador nacional, con una experiencia de 14 años en el deporte adaptado mexicano, cuenta que en su niñez soñaba con ser clavadista, pero no tuvo suerte.
«Alguna vez un entrenador me dijo que no tenía muchas facultades para desarrollarme en esa disciplina y acabó el sueño en ese momento».
Sin estar decepcionado por aquel rechazo en los clavados, Aníbal siguió practicando deporte hasta que llegó al futbol, algo que dentro de su entorno familiar no era desconocido, pero que él se resistía a practicar.
«Mi papá fue el único desarrolló el deporte de nivel profesional en mi familia, jugó futbol y entrenó un poco con los Pumas de la UNAM. Yo me resistí a practicarlo, pero al final me cautivo. A los 10 años comencé en un club que se llamaba Cuauhtémoc Coquio y dos años más tarde en un torneo de visorias me invitaron a formar parte de fuerzas básicas del Atlante, equipo de mis amores», comenta con mucho orgullo.
Dentro del mundo de las patadas, jugando la posición de lateral, Vilchis Rosales continúo su corta carrera en el balompié desde los 12 años hasta los 18.
«Jugué en Atlante hasta los 18 años, llegué a estar dentro de fuerzas básicas». En ese tiempo, recuerda, «en el primer equipo de los Potros de Hierro del Atlante había jugadores como Hugo Sánchez, Juan de Dios Ramírez Perales, Jorge Campos y el rumano Miodrag Belodedici».
Vilchis Rosales rememora, piensa y sonríe al contar una anécdota de cuando el «Brody» Campos los invitaba a él y a sus compañeros a tirar penales después de entrenar.
«Al final de los entrenamientos del primer equipo, en las canchas del Seminario de Coapa, Jorge Campos nos pedía a los chavos que nos quedáramos para tirarle penales, siempre nos decía a nosotros, yo en ese momento era muy feliz tirándole un penal el mismísimo Campos. Luego cuando terminábamos y el arquero nos invitaba unas tortas de cuando tenía su negocio de las torterías».
Con tales experiencias, el entrenador nacional de Para Atletismo no se visualizaba en el futbol de Primera División.
«Me empezó a gustar más, pero no fue mi intención llegar al profesionalismo, el futbol o el deporte en general lo practiqué siempre por gusto, nunca fue por alcanzar un alto rendimiento».
Con todo lo que podría soñar un joven a esa edad dentro del futbol, el camino del nominado al Premio del Deporte en 2014, dio otro salto.
«A los 18 años tuve que decidir entre el futbol o la medicina y pues me dedique a la universidad, entré a la UNAM, pero sin dejar el deporte, ya había dejado el futbol, así que me inscribí en los equipos de triatlón, natación, ciclismo, waterpolo y atletismo. En la facultad llevaba la liga de ajedrez, tenis de mesa, liga de futbol, basquetbol y voleibol».
Sin embargo, el destino de Vilchis Rosales no estaba en la medicina, sino en la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos.
«Un día el chip me cambió, ya no quería ser médico, si no quería ser entrenador y me dispuse a hacerlo a toda costa», señaló.
Llega a su vida el deporte adaptado
Con la carrera de entrenador deportivo en la especialidad de atletismo, tomó las riendas en el deporte adaptado, «me tope por azares del destino con el deporte adaptado, yo quería estar vinculado al deporte convencional universitario con la UNAM, pero la invitación de una profesora para ser juez en un evento de la Federación de Parálisis Cerebral, me abrió el panorama, posteriormente Alejandro Torres, quien en ese momento era entrenador nacional me invitó para hacer servicio social y me fue agradando, hasta enamorarme del deporte adaptado, hicimos un click, y desde ese momento no lo he dejado, me encanta, no solo el para atletismo, todo en general, soy un fan del deporte paralímpico y adaptado».
Para 2007, Vilchis Rosales toma las riendas como entrenador nacional en la Federación de Parálisis Cerebral de México, fundada en 2000, con el objetivo de ayudar a personas con esta discapacidad a desarrollarse como mejores seres humanos, también potenciarlos en el alto rendimiento del deporte, siendo competitivos y ganadores de preseas.
«Yo trato de que el deportista mejore su vida y que sea un medio rehabilitatorio, y que también los forme como buenos ciudadanos en esta sociedad, no generar más gente corrupta, sino generar personas que inspiren a otras personas a ser mejores y yo lo intento con los chicos de parálisis cerebral. Yo siendo entrenador no dejo de aprender, no es lo mismo entrenar a este tipo de chicos que a un convencional, hay que adaptarse a ellos».
Asimismo, Aníbal dice ser un entrenador tranquilo, de los no «gritones».
«Yo no soy un clásico entrenador gritón durante las competencias, dejo que el deportista saque su talento, ejecute lo aprendido. La técnica de estresar al atleta no está en mí. Donde sí gritó es en el entrenamiento, soy exigente», dice entre risas.
Los retos en su carrera
El galardonado con el «Premio Luchador Olmeca» en 2016, comenta que la tarea en el aspecto deportivo no ha sido fácil.
«Cuando llegó a la Federación de Parálisis Cerebral no había participación internacional y el desarrollo de los chicos no era el óptimo, sólo había un atleta con posibilidades de medalla y calidad como para ser seleccionado nacional. Ahora a lo largo de mi carrera han pasado entre 80 y 100 deportistas de calidad, en la actualidad ya tenemos un proceso de juveniles a mayores, hoy contamos con 30 atletas mayores y 15 juveniles a nivel internacional para el próximo ciclo olímpico y culminar en París 2024″.
Aníbal, con experiencia en tres justas paralímpicas (Río 2016, Londres 2012 y Tokio 2020), afirma que a partir de los Juegos en el país amazónico, México se fue para arriba en el deporte adaptado y para su Federación de Parálisis Cerebral los resultados se están dando.
«El trabajo que se venía haciendo tuvo frutos en Tokio 2020, cayeron las primeras medallas de parálisis cerebral en para atletismo, dos medallas, un oro (José Rodolfo Chessani, 400 metros, categoría T38, para parálisis cerebral) y un bronce (Rosa Carolina Castro Castro, Lanzamiento de Disco, clasificación T13)».
Aníbal se sigue preparando con miras a París 2024 y continuará su trabajo para darle más medallas a México dentro del deporte adaptado el cual hizo que encontrara su camino de vida.