Varios días antes de que Alexei Ramírez fuera anunciado como refuerzo estelar de los Diablos Rojos del México, Henry Urrutia ya sabía que no sería el único jugador que de vez en cuando pida comer ropa vieja o moros con cristianos.
Urrutia tenía menos de una semana en Diablos cuando se enteró que compartiría clubhouse con un amigo de la familia al que admira como pelotero y quiere como persona.
“Con Alexei tengo una relación muy especial pues además de ser cubano, lo conozco desde que yo tenía 15 años”.
En las siete temporadas que disputó la Serie Nacional, Ramírez formó parte de selecciones cubanas en donde se relacionó con Osmani, una de las joyas del beisbol antillano y primo de Henry.
“Yo vengo de una familia de beisbol, Alexei jugó varias veces con mi primo y ahí tuve la fortuna de acercarme y ver la calidad de persona y jugador que es”, dijo Henry.
Cuando ambos peloteros cubanos firmaron con Diablos, se enteraron de la gira que el equipo escarlata tendría por su país, una experiencia que no olvidarán, como el día que conectaron su primer cuadrangular.
“Lo que viví fue algo inimaginable al ver el cariño que el pueblo de mi país siente por lo que hice. Desde que salí de Cuba (2007), tuve oportunidad de regresar, pero nunca había jugado”, comentó Alexei Ramírez.
En la mayoría de los juegos que los Diablos Rojos del México han tenido como local, Alexei y Henry llegan juntos al parque al vivir en el mismo complejo.
“Los dos tenemos departamentos en el mismo edificio, pasamos algún tiempo fuera del estadio pero también nos gusta darnos nuestro espacio”.
En el campo, Alexei y Henry están juntos. Terminan el calentamiento del equipo con lanzamientos de bola entre ellos.