En febrero, Alejandro Flores dejó Monterrey, su ciudad de origen, en busca de una aventura que lo aproximara al objetivo que, como peleador de artes marciales mixtas, había fijado en su mente: la UFC.
La certeza, sin embargo, no viajó con él a las afueras de Chicago, donde se instaló, sin imaginar que un virus estaba por desatar caos en el mundo y congelar al deporte.
La falta de un contrato era sinónimo de incertidumbre, que se multiplicó.
Cuando el contexto lucía menos propicio, el espacio que comparte con otros cinco peleadores se llenó de esperanza: la UFC, por medio de un tercero, tocaba a la puerta.
Las actuaciones que un año antes lo mantuvieron como un estelar de Combate Américas y le valieron un récord de 17-2, no pasaron desapercibidas por Dana White, quien empleó sus Contender Series para brindarle una ventana. Debutará el 25 de agosto.