CIUDAD DE MÉXICO, febrero 4 (EL UNIVERSAL).- La gloria que buscaba en una cancha de futbol la terminó por encontrar sobre un ring. De niño, el púgil yucateco Miguel Berchelt soñaba con jugar en Primera División y ser un delantero tan dinámico como lo fue su ídolo Hugo Sánchez.
“Hubiera querido ser delantero por Hugo Sánchez. Él tiene una casa en Cancún [Quintana Roo], donde están dos estatuas, una donde hace una tijera y otra haciendo una chilena… me identifico”, dijo Miguel tras conocer este viernes al equipo de sus amores, los Pumas de la UNAM.
Pese al calor de mediodía en el Pedregal, al sur de la ciudad, la sonrisa del “Alacrán” Berchelt era inevitable. Pasear en las instalaciones del Estadio Olímpico Universitario y convivir con el plantel le hizo recordar cuando aspiraba a convertirse en jugador profesional. Ilusión que los propios auriazules rompieron hace años.
“Yo probé en la Tercera División profesional de Cancún. Luego vamos a pruebas a Pumas Morelos, lamentablemente no me quedo, no se me da esa oportunidad del sueño de ser futbolista. Después regreso a Cancún, trato de nuevo en Tercera y veo que sólo me dan largas.
De aquella visita a Morelos, recuerda que no llenó el ojo del técnico Guillermo Vázquez Junior.
“Jugué pocos minutos. Yo era rápido, driblador, pero no le gusté al profe [Memo Vázquez]”.
No se derrumbó. La ambición de alzar su nombre le hicieron forjar su destino con guantes de box.
“Entonces opto por dejar el futbol, a los 16 años me meto a boxear, hago mi primera Olimpiada Nacional y quedo subcampeón en peso mosca”, suspira. “Es donde descubro el gusto por el boxeo y que realmente yo era bueno para esto”.
Hoy, a sus 25 años, el veneno del “Alacrán” ya demostró ser letal, cuando la semana pasada superó a Francisco “Bandido” Vargas, a quien derrotó por nocaut técnico, y así hacerse del cetro superpluma del Consejo Mundial de Boxeo, el cual no cambiaría ni por una segunda oportunidad en el balompié.
“Ese cinturón me ha costado mucho, lágrimas, dejar a mi familia en Cancún, muchos años de corridas en las mañanas, dietas, muchas adversidades. La vida golpea más duro, siempre te va a hincar. Depende de uno levantarse de esas adversidades que te hacen campeón. Hoy estoy muy contento”.