CIUDAD DE MÉXICO, junio 4 (EL UNIVERSAL).- A las afueras del hospital donde la noche de ayer viernes falleció Muhammad Alí se levantó un pequeño altar.
Unas velas y una solitaria luz acompañaron a Alí y hoy se agregaron fotos, globos, cartas y un par de guantes de box.
La gente pasaba, en su mayoría, indiferente, pero al ver por quién están colocadas las ofrendas se detenía un momento para admirar y recordar por un momento al boxeador que se proclamó como «El más grande «.