El escándalo que protagonizó el tenista alemán Alexander Zverev, quien la noche del martes golpeó varias veces con su raqueta la silla del juez principal en el partido de dobles que perdió, por lo que fue expulsado del torneo, resultó un duro golpe para el Abierto Mexicano, cuyos organizadores se aferraban a la idea de mantener a una de sus estrellas, pese a la conducta que sorprendió hasta a ellos mismos. La Asociación de Tenistas Profesionales es la que decide expulsar a los jugadores. Si hubiera sido por los organizadores, quizá seguiría.