Tras dos semanas en Japón, el nadador veracruzano Diego López Díaz volvió a casa. Apenas tres días y el jet lag le provoca sufrimiento. Poder recostarse en su cama es de las cosas que más destaca en estos momentos además de poder abrazar a su familia.
Volvió no sólo con ilusiones nuevas, sino con cuatro oros en su maleta y cuatro récords en su libro de vida; y ya está cerca de la plusmarca en los 50 metros estilo dorso, apenas 18 centésimas le separan.
«He tenido este año resultados buenos, en Japón pudimos mejorar algunas cosas y estoy entre los mejores del mundo y la verdad me siento muy contento», dijo.
Diego tendrá un 2019 de locura, antes en noviembre de este año tendrá el primer selectivo para Juegos Panamericanos, y si el plan trazado se cumple vendrá un momento de planeación importante.
«Nos vamos en agosto al Mundial de natación en Malasia, y a los 15 días Juegos Parapanamericanos, la neta tengo hasta miedo (risas).
«Ya sé que va a estar bien pesado, pero hay que adaptarse a 14 horas de diferencia del horario y luego viajar a Perú, y con las cargas vamos a descender para el Mundial y de ahí volver a subir una semana y dos y luego volver a bajar», detalló.
Esta historia la vivió ya en el pasado. Justo en el anterior Ciclo Olímpico. Del Mundial de Glasgow viajó casi de inmediato a Toronto para competir en los Juegos Parapanamericanos.
«Pero ahora me conozco más, tengo más confianza, este viaje (a Japón), más que de competencia fue de adaptación, porque estamos pensando en Tokio 2020», señaló.
Aún así el xalapeño regresó de este campeonato nipón con cuatro oros, en 50 y 200 libres, así como en 50 dorso y 50 pecho, todos con récord japonés, aunque el de espalda además fue de marca del Continente Americano.
Y se alistará tanto para Malasia como Lima 2019 no sólo en esas pruebas, sino que agregará 100 libres, 150 metros combinado y el relevo.
López Díaz envío un saludo y agradecimiento a la directora del Instituto Veracruzano del Deporte, María de los Ángeles Ortiz Hernández, porque gracias a su respaldo pudo viajar ida y vuelta, él junto a su entrenador, de forma directa de México a Japón, lo que ayudó al rendimiento del nadador.