Por Miguel Ángel León Carmona
Omar Osorio Salazar, es un multimedallista paralímpico veracruzano. Cumple seis años “gritando en el silencio”; viviendo como becario en el gobierno de Javier Duarte y Flavino Ríos. No aguantó más. Pagó 140 pesos por su boleto de ADO y decidió sumarse a la toma de Palacio de Gobierno.
“Es triste ser discapacitado en Veracruz; si no me apoyaron como atleta en seis años, menos lo hicieron por ser discapacitado. Hoy estoy a favor de estos alcaldes y del nuevo gobierno, pero también les digo que aquí estamos; somos discapacitados y 750 mil en Veracruz. No nos olviden”, sostiene el deportista cordobés.
Omar Osorio cuenta que debería estar preparándose para una competencia de natación programada para el ocho y nueve de diciembre, sin embargo meditó frente a su billetera y terminó por ocupar sus últimos pesos en un boleto Córdoba – Xalapa.
El atleta dormirá en el edificio estatal hasta que los 212 municipios reciban sus partidas federales, ofrecerá su dieta comiendo tamal de zacahuil por las mañanas, tacos al pastor en las tardes y pan de muerto y café por las noches. Tal vez su récord personal lo ponga en riesgo, pero dice, “veo por mi futuro como discapacitado, más allá que deportista”.
De acuerdo con el competidor profesional, su enojo se debe a que hace más de cinco meses la Secretaría de Planeación y Finanzas del Estado (Sefiplan) le ha negado a su grupo de compañeros estímulos económicos; becas que van desde los 500 hasta los mil pesos, según sean los resultados del competidor en favor del estado.
Omar Osorio explica que los funcionarios del Instituto Veracruzano del Deporte (IVD) valuaron a inicios de sexenio los logros obtenidos en justas nacionales e internacionales; es decir, una medalla de bronce es retribuida con 500 pesos mensuales, el metal de plata con 750 y la presea máxima, la de oro, con 1 mil pesos.
“Nos dicen que el deporte se hace por amor y pasión, pero olvidan que ellos bajan millones de pesos para fomentar programas deportivos y que del lado de nosotros hay padres de familia, estudiantes, que tenemos al deporte como una de las pocas oportunidades para ganar dinero”, comparte el entrevistado.
Posteriormente, a Osorio Salazar se le acerca un hombre con el mismo vehículo rodante, se presenta como un seguidor suyo de competencias y hasta de Twitter, le agradecer su presencia y comparte su testimonio como discapacitado.
“Nuestro gremio también sufre por culpa de Flavino Ríos, que no responde a los municipios con el pago. A los compañeros que vamos por sillas de ruedas, por bastones, por apoyo para transporte no nos dan nada por la falta de liquidez. No quisimos quedarnos viendo y venimos a respaldar a los alcaldes. No nos queda de otra”.
Es el caso de Omar Osorio, deportista veracruzano, pero también de las personas que han pernoctado en los pasillos del edificio estatal los últimos seis días; campesinos de Tantoyuca, comerciantes de Orizaba, ganaderos de Cosamaloapan, maestros Jáltipan y hasta taxistas de Xalapa, todos apoyan al movimiento que se etiqueta como apartidista, pero también se presentan como los sectores menospreciados en el sexenio priista.
Por su parte, Rogelio Franco, presidente del PRD se acerca a las cámaras y asegura: “no hay sector que haya sido ignorado en esta administración. A partir del primero de diciembre será distinto”, sin embargo Omar Osorio toma la declaración con mesura, la registra en su celular y replica en las redes sociales. Las promesas, para ellos, se han extinguido.