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«Los niños son crueles»

Ganar una medalla es muy, muy difícil, pero nada comparable a superar el bullying y salir adelante a los escasos 8 años de edad,...

CIUDAD DE MÉXICO, julio 8 (EL UNIVERSAL).- Ganar una medalla es muy, muy difícil, pero nada comparable a superar el bullying y salir adelante a los escasos 8 años de edad, como le ocurrió precisamente al judoka mexicano Eduardo Adrián Ávila Sánchez, a quien el deporte le cambió la vida.

«Evito pensar en eso (bullying), pero también es algo motivante superar un problema y tantas cosas que hubieron detrás. Compartir esta experiencia es un compromiso para mí, porque el deporte es la mejor rehabilitación que hay», afirmó el medallista de oro en los Juegos Paralímpicos de Beijing en 2008, durante la inauguración del gimnasio F45 Training, en la colonia Condesa.
«Cuando tenía ocho o nueve años tuve dificultades para caminar, para estar en un salón de clases, para caminar y realizar cualquier actividad física y todos me lo hacían saber. Los niños son muy crueles, pero yo jamás dije nada, todo me lo aguantaba y pues creo que fue lo mejor, porque mis papás no siempre van a estar para ayudarme».

«Lo aguanté mucho tiempo, pero fue algo que también me impulsó a hacer algo diferente y gracias a eso soy lo que soy ahora. Tengo un carácter distinto, seguridad mental y física, sin depender de ninguna persona», compartió, poco antes de hacer una demostración del nuevo sistema de ejercicios funcionales diseñado en Australia.

RECOMENDACIÓN. Entonces, les recomendó a todos aquellos chavitos que sufren de bulling actualmente: «Que realicen actividad física, algún deporte que les guste. El deporte a mí me cambió la vida, me dio valores y una perspectiva diferente».

Y tiene razón, tanta que, incluso, «acabamos de terminar el Gran Prix de Cancún y ahora tenemos la mira puesta en el Campeonato Nacional, previo a un selectivo en República Dominicana para Juegos Centroamericanos».

«Me costó lágrimas, sudor y sangre, desde que me integré a la Selección Mexicana en 2007. En ese momento mi vida comenzó a cambiar».