- El luchador estará presente en la función del 13 de diciembre en la Arena Xalapa
- Checo Pérez habló tras ser eliminado en la Q1: «El auto no funciona para mí»
- Tigres aprovecha la localía y toma ventaja en la final de la Liga MX Femenil ante Rayadas
- Omar Bravo lanza dardo a Pollo Briseño para dejar a Chivas
- Chivas: «Piojo» Alvarado tiene etiqueta de intransferible
- Hugo Sánchez arremete contra Javier Aguirre: «Es el mejor, pero regresó por amiguismo»
- Dique, Proquiver, Dique Buenavista y Rébsamen se juegan el pase a la final del futbol Premier FUV
- El representativo veracruzano se coronó monarca en el voleibol máster de los 52 Juegos Nacionales INDET
- América consigue agónico pase en penaltis; enfrentará al Toluca en la Liguilla
- Atlas elimina a Chivas del Play-In con gol de último minuto; ya esperan rival entre Xolos y América
El “Galetti” Roberto Díaz, toda una vida dedicada al futbol y la música
- Escrito el:: 28 abril, 2024
Cuando tenía cinco años ya mostraba sus habilidades dentro de un campo
Por Julián Rodríguez
Cuando tenía cinco años ya mostraba sus habilidades dentro de un campo. Su velocidad, su dribling y la manera tan fácil de quitarse a cuanto rival enfrentaba eran las virtudes del pequeño Roberto.
Los recuerdos de infancia llegan hoy a la mente del famoso “Galetti”, cuando jugaba futbol por horas y horas en un espacio de la Alameda en su natal Huatusco.
Recuerda que esas “cascaritas” concluían cuando el sol se ocultaba tras el horizonte y al grito de “gol gana” le ponían fin a las mismas para volver a sus casas.
Cómo olvidar esos momentos de juego, cuando las preocupaciones y responsabilidades por la supervivencia eran para otros, para los más grandes, para sus padres.
“Me iba a La Alameda con mis hermanos y mis amigos a patear el balón, a ver quién driblaba más”, recordó hoy Roberto Díaz León del Guante, el “Galetti”.
Su historia inicia cuando vio la luz del día un 7 de junio de 1961 en Huatusco.
Años más tarde sus padres obligados por las circunstancias laborales dejaron su lugar de origen para establecerse en nuestra ciudad, en una época en que las oportunidades de vida eran muchas y mejores.
Como el tiempo no hace paradas los días volaron en el calendario de su vida, hasta que se dio cuenta en un abrir y cerrar de ojos que hoy suma ya casi 63 años de edad.
Pero Diaz León del Guante lleva en su memoria todos esos momentos gratos y no tan gratos que ha vivido por el correr de sus años. De sus proezas y aventuras, pero sobre todo de las vivencias que le han dejado futbol, como sus equipos y los amigos que deja este bello deporte.
“El futbol fue mi vida; fue algo que me educó como persona, que me alejó de muchos vicios, que me hizo brillar en muchos equipos, pero sobre todo a conocer especialmente a infinidad de amigos”, dijo el “Galetti”, hoy en total retiro tras sufrir entre otras cosas un infarto hace un par de años.
Sobre el alejamiento de los campos de futbol reconoció que los problemas de salud le llegaron como en cascada. “Mi retiro se da por situaciones de salud, ya que en el 2021 me dio un infarto del que por fortuna me recuperé y dos años después volví a jugar, pero me vinieron algunas enfermedades juntas que debilitaron mi cuerpo y de las que hoy apenas me estoy recuperando”, dijo con tono melancólico porque anhela volver a pegarle a una pelota.
Roberto Díaz militó en muchos equipos de la ciudad. Su calidad y talento mostrado en sus años de niñez y juventud lo catapultaron a categorías mayores, especialmente en el equipo Pumas Progreso, escuadra con la que se mantiene vigente a 50 años de fundado.
Algo que le dejó marcado fue el fallecimiento de uno de sus hermanos menores. Eso lo orilló a no tener deseos ni ganas por volver a jugar. “Fue algo difícil porque murió mi hermano el más chico de apenas 20 años. Juré ya no volver a jugar y cuando me invitaban a participar con algún equipo siempre me negué, pero un día mi papá en una de sus pláticas me dijo ´vuelve a jugar hijo´ y me dio los tacos de mi hermano fallecido y por eso volví a las canchas”.
Jugó con muchos equipos entre los que recuerda San Antonio, Cruzeiro, Panadería González, SETSE, Mocid, Flores Magón, Liconsa, UALM, Materiales Castillo, Casablanca y Proquiver entre otros, y aunque cada uno se llevó un pedazo de su ser, reconoce que hoy su alma, su mente y su corazón pertenecen a los de la Colonia Progreso. “Porque es este último es el que llevo en mi por siempre porque allí crecí, mi hermano jugó allí y hasta la fecha estoy en el equipo, no como jugador, pero sí como directivo y para que esta tradición continúe como amigos, como hermanos”, dijo.
El “Galetti” pudo jugar profesionalmente, pero por su carácter explosivo en la juventud no fue posible. “Hubo un amistoso con el DUX que estaba en Tercera División; era un juego de preparación para ellos, pero uno de sus jugadores escupió a mi hermano y no me gustó, que me acerco y que lo escupo también, aunque al terminó del partido me dijeron ´chamaco ven a entrenar con nosotros´, sin embargo, por coraje no quise ir”, señaló.
LA MÚSICA, SU OTRA PASIÓN
Otras de las actividades en las que se sumergió fue en la música, su otra pasión, su otra vida, una manera donde expresarse y cantar lo que siente, lo que vive, lo que anhela y piensa.
“Otra de mis pasiones es cantar, componer canciones, cantarle a la vida, al amor”, dijo el autor de no menos de 900 melodías.
“Desde niño me llamó la atención componer canciones y pues como cantante le echo ganas; sé que no tengo una gran voz pero le pongo mucho sentimiento”, agregó el también canta autor.
Aquí también ha habido grandes satisfacciones y logros, como el haber quedado entre los primeros 12 en un certamen internacional celebrado hace muchos años. “En 1991 en Mérida participé con éxito porque de 400 canciones una de las mías quedó entre las 12 mejores, mi canción le gustó a mucha gente”, mencionó orgullosamente quien entre otras de sus sueños fue haber grabado un par de CD´s con las agrupaciones Agua y Arena y Dueto Bohemio.
“La música es algo muy especial porque te transporta a otros mundos, a otros sitios. La que saca mis frustraciones y mis sentimientos sinceros, de amor y desamor. Ha sido tan importante en mi vida que estoy seguro si no hubiera sido compositor me hubiera muerto”, reconoció.
Hoy el “Galetti” ya no se ilusiona ni sueña con nada porque todo lo que ha querido lo ha conseguido. Porque en sus mejores tiempos y años mozos nos envolvió con esa magia especial de jugar dentro de un campo de futbol, y en la actualidad con su música nos transporta a un lugar especial y único, de sentimiento, poesía y bohemia, pero sobre todo porque ha mantenido ese niño muy dentro de su alma y de su corazón, sí, de un corazón tan grande como el de un león.