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Miguel Ángel González el “Chamaco” xalapeño que brincó al cuadrilátero profesional

Nunca fue amateur porque peleó contra boxeadores de carrera, con “bolsa” de por medio

A los 7 años ya le gustaba el moquete, darse de guamazos y trompadas con los chiquillos de su barrio, allá en la calle Huamantla de la colonia Progreso Macuiltépetl.

Es Miguel Ángel González Hernández, el famoso “Chamaco”, un peleador que llevaba el talento en la sangre, en su mente y su corazón, pero por azares del destino no alcanzó los niveles que todo mundo esperaba.

González Hernández vio la luz del mundo un 29 de septiembre de 1963, en el número 7 de la calle antes citada, donde aprendió a pelear porque casi siempre el “Gordo”, el Gerónimo y el Victorino le buscaban pleito. “Me gustaba la calle, pero era broncudo y no me gustaba que me vieran la cara, aunque después de que me peleaba con ellos nos reuníamos para jugar”, dijo el ex peleador xalapeño.

Tenía talento porque a los 13 años invadió el terreno de paga sin pisar el sector aficionado. “Nunca tuve peleas amateurs, de hecho, a los 15 días de entrenamiento en el gimnasio hice mi debut, y fue con el amigo que me invitó a ver a su hermano entrenar y pelear”, recordó.

Su recorrido por los cuadriláteros fue largo. “No llevo una estadística ni un registro, pero tuve más de 80 peleas, de las cuales perdí como 13 y las demás las gané casi todas por nocaut”, comentó.

Poseedor de una fuerte derecha y un volado increíble reconoció que pudo llegar más lejos, incluso hasta pelear con el “César del boxeo”, Julio César Chávez, pero en una preliminar realizada en Buenos Aires perdió en cinco asaltos por nocaut técnico ante el argentino Jorge Millián.

En nuestro país conoció algunas de las mejores plazas, e incluso fue la Arena Coliseo donde más batallas tuvo, sin embargo, también combatió en Cancún Acapulco y Quintana Roo.

Era disciplinado porque los vicios no fueron lo suyo. «No me guastaba ni el cigarro, ni el alcohol, mucho menos las drogas”.

Cuando era campeón welter del Estado enfrentó en la arena Xalapa a Memo Cruz por el título intercontinental, pero en dos rounds fue derrotado, esa situación y otras del entorno personal hicieron que colgara los guantes. “Creo que hubiera llegado más lejos, pero por falta de decisión y mis problemas personales me retiré, aunque me siento contento con lo que hice, hasta donde llegué”, precisó.

Así llega a su fin la historia de un boxeador que lejos de darse por vencido ante la adversidad la derrotó, es de esos hombres que se derrumbó 7 veces, pero se levantó 8, que nunca se amilanó ante nadie ni ante nada, mucho menos ante un destino que hoy lo colocó como uno de los grandes de los últimos tiempos, que deja una huella imborrable en nuestra ciudad, pero sobre todo que alcanzó la etiqueta de leyenda en el llamado deporte de las “orejas de coliflor”.

 

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Aquí con su manager Martin Espinoza y otra leyenda del boxeo, don Ángel Espíritu.